Comportamiento Alimentario

Falta de apetito: ¿qué puedo hacer si no me dan ganas de comer?

Comer es uno de los placeres de la vida. ¿Te imaginas si de pronto tienes falta de apetito? Ya no te dan ganas de comer, no te provoca nada de lo que ves en la carta, ya no te emocionas al sentir el aroma del pan recién salido del horno o ese plato que solía ser tu favorito…

Pues aunque no parezca irónico, en esta era en la que la mayoría lucha contra su apetito para adelgazar, hay algunos que se sienten simplemente sin ganas de comer. La falta de apetito es un síntoma que merece atención y la orientación de un profesional de la salud para ayudarte a descubrir la causa.

Pero, ¿A qué se debe esta falta de apetito?

A continuación, voy a ofrecer algunas orientaciones para quien esté enfrentando este problema. Para comenzar, es importante saber si esta falta de apetito viene asociada con pérdida de peso o no.

Si hay pérdida de peso, debes consultar a un médico para investigar si esto se debe a algún problema de salud. Sentir hambre es algo positivo, si nos falta apetito es señal de que algo no anda bien y requiere atención. 

Debes considerar también que la falta de apetito puede estar relacionada con estrés, depresión o trastornos de ansiedad. Si este es el caso, no dudes que lo mejor será que busques ayuda de un psicólogo y un nutricionista para orientarte sobre cómo resolver el problema y recuperar el placer por comer gradualmente.

Si no tienes ningún problema de salud (ni físico ni mental) ni tampoco ningún factor externo influenciando tu apetito (algún medicamento, por ejemplo), puede haber un desequilibrio en tu comportamiento diario que origina esa falta de apetito.

El secreto para acabar con la falta de apetito puede ser simplemente hacer las paces con la comida y con tu cuerpo. Conoce el curso online Efecto Sophie para ayudarte a reconectar con las sensaciones de hambre y saciedad y recuperar el placer por comer.

De día, falta de apetito. De noche, atracón!

Una queja que escucho frecuentemente en mi consultorio es de las personas que olvidan comer durante el día debido a una agenda apretada y múltiples quehaceres pero, en la noche se desquitan comiendo demás.

Mucha gente come en piloto automático y no piensan en lo que están poniendo en su plato. Es muy común que las personas confundan eso con falta de apetito. Lo que sucede en estos casos es que las personas dejan de percibir las sensaciones de hambre y saciedad por priorizar otras cosas a lo largo del día. 

Vivir en la correría ocasiona precisamente esa desconexión: hay reuniones de trabajo a la hora de almuerzo, cena de negocios, el tráfico, no hay tiempo para cocinar. Todo esto y muchas cosas más hace que acabes colocando tu alimentación como la última de tus prioridades.

Eso es lo que llamo “pérdida del comer consciente”, es decir, comer sin atención plena. Las dietas restrictivas contribuyen a esta situación.

Muchas veces, el hambre aparece al ver un plato de comida que nos parece sabroso pero como ya pasó la hora del almuerzo, acabamos eligiendo algún piqueo o un snack y ya comeremos con calma y bien “nos desquitamos” a la hora de la cena.

¡Es una pena!

El hambre aparece como una señal de que nuestro cuerpo necesita nutrientes para seguir funcionando, precisamente, para que sigas trabajando. Da una mirada a tu rutina y evalúa si lo que sientes es falta de apetito o simplemente estás ignorando tu hambre para ir a toda prisa con todos tus pendientes y quehaceres cotidianos. Haz una pausa durante el día y reflexiona sobre si realmente no tienes ganas de comer.

Sí, es posible recuperar esa conexión con tus sensaciones de hambre y saciedad. Ten paciencia, es un proceso gradual, no se cambian hábitos de la noche a la mañana. Vale la pena que lo intentes, hazlo por ti. 

¿Es falta de apetito o miedo de comer?

Otra confusión frequente. Sí, existe el miedo de comer. 

Siempre digo que en estos tiempos en que hay tanta información sobre los alimentos, es cuando las personas tienen más dudas sobre lo que deberían o no comer.

Esto se debe principalmente a la dictadura de las dietas. Estas pretenden imponer conceptos equivocados sobre lo que “puedes” y lo que “no puedes” comer. Diferenciando entre “alimentos saludables” y “alimentos que engordan”. Por supuesto, esto hace que las personas se sientan inseguras y tengan miedo al elegir lo que comen.

Si estás sufriendo de este mal, intenta filtrar la información que llega a ti sobre los alimentos y busca las respuestas en ti mismo:

  • ¿qué te gusta comer?
  • ¿en qué horario te agrada comer?
  • ¿qué cantidad de comida necesita tu cuerpo?

Intenta incorporar progresivamente estas reflexiones en tu día a día. Este es el secreto para hacer las paces con la comida y con tu cuerpo. No tengas miedo. ¡Tener apetito es sinónimo de salud y comer una fuente inagotable de placer!

¿Falta de apetitoRedescubre las sensaciones de hambre y saciedad

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Recuerda que este curso no reemplaza una consulta presencial con un profesional médico o nutricionista. Busca un profesional para ayudarte a cuidar de tu salud.

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